¡Cuidado con tus tweets! Podrían hacerte enfermar.

Siempre se ha dicho que reír alarga la vida y como en todo, la actitud es lo más importante.
Pues bien, la revista Psychological Sciencie publicó un experimento llevado a cabo por la universidad de Pennsylvania que revela tras estudiar 148 millones de tweets escritos, que Twitter podría «predecir» si padecerás de enfermedades cardiovasculares.
Resulta que aquellas personas que escriben mensajes con contenido negativo tienen más riesgo de enfermar por factores relacionados con el mal humor y el estrés.
Por el contrario aquellas personas que escriben mensajes positivos tienen menor riesgo de caer enfermos.
Y lo que es más significativo. ¿Sabías que esos tweets negativos se concentran mayormente en zonas concretas de cada ciudad?
Así que gasta cuidado si estás pensando en comprar una vivienda. La zona que elijas puede alargar o acortar tu esperanza de vida.

TRES SENCILLAS REGLAS PARA MARCAR LA DIFERENCIA EN TU ENTORNO

marcar la diferencia

Tal vez te cueste creerlo pero marcar la diferencia es mucho más fácil de lo que parece. Como ya sabemos el ser humano es un ser social, como la extensa mayoría de los mamíferos y hay tres cosas que se valoran en gran medida en el grupo social y que te van a abrir muchas puertas.

La primera de ellas es la sonrisa. Sonríe siempre que puedas. La sonrisa está muy ligada a una actitud positiva y según psicólogos de la Universidad de Nueva York, la risa y el buen humor nos hacen más atractivos al sexo opuesto. Hacen que se relajen y ganen confianza hacia quien sonríe. Una persona que no sonríe puede crear incluso un mal ambiente. Un dato curioso es que los niños sonríen diez veces más que los adultos que lo hacen unas 16 veces al día.  Otra curiosidad es que las personas adultas sonríen un tercio menos de lo que ellas piensan que lo hacen.

La segunda, no está tan practicada y es difícil, hoy en día, prestarla desinteresadamente. Nos referimos como no, a “la ayuda». Ayudar es un acto no sólo de bondad sino de interés y preocupación por el otro. Una persona suele ayudar a quien quiere, a quien le importa realmente; por eso al ayudar, haces sentir al otro ser importante para ti y además genera una sensación de estar en deuda con esa la persona que presta ayuda. Ayudar sin esperar nada y sintiéndote además bien por ello,  ya te hace distinto al 95% de las personas de tu entorno.

En tercer lugar, nos referiremos a la ausencia de juicio. Deja de juzgar. Y más aún si es de un tercero que está o no presente. Eso te hace ser percibido como una persona prepotente, poco flexible  e intolerante. No hay nada más satisfactorio socialmente que sentirse aceptado. Cuando juzgas rompes esa aceptación. Procura evitar hacer juicios y cuando se hagan, cosa que a veces es inevitable, intenta que no sea sobre personas en concreto, sino sobre hechos o situaciones. Nada más difícil de practicar que la empatía. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo.

Estas tres cosas son sencillas y fáciles. Otra historia es ser capaz de aplicarlas y llevarlas  a la práctica.  Empieza y si lo haces verás como sin darte cuenta  comenzarás a mejorar tus relaciones y habilidades sociales llegando incluso a desarrollar un rol de liderazgo.

marcar la diferencia 2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sí, señores y señoras. Hablemos sin rodeos. El deporte nacional por excelencia es «la queja».

Cada vez más estudios llegan a la conclusión de que tu realiadad la va formando tu cerebro a través de tus palabras, juicios de valor, experiencias, etc.

Así que sé cuidadoso con tus pensamientos. Deja de quejarte; es más, huye de la gente que lo hace. Resulta que la mala suerte también se contagia. Es cuestión de energías.

Si eres de ese tipo de personas, como el 90% de la gente, no te preocupes. El cerebro es elástico y no solo aprende sino que es capaz de modificar tus conductas y hábitos.

Céntrate en lo positivo y ponte objetivos a corto y medio plazo y pronto verás cómo no solo tu percepción del mundo sino la realidad que vas creando cambia sustancialmente.

Ahora, eso sí. Se requiere compromiso y esfuerzo. Pero, ¿No merece la pena empezar a ser  más positivos y ver como creas tu propia realidad? Nada más satisfactorio que tener el control de tu vida.

 

TRES REGLAS SENCILLAS PARA MARCAR LA DIFERENCIA EN TU ENTORNO

 

Tal vez te cueste creerlo pero marcar la diferencia es mucho más fácil de lo que parece. Como ya sabemos el ser humano es un ser social, como la extensa mayoría de los mamíferos y hay tres cosas que se valoran en gran medida en el grupo social y que te van a abrir muchas puertas.

 

La primera de ellas es la sonrisa. Sonríe siempre que puedas. La sonrisa está muy ligada a una actitud positiva y según psicólogos de la Universidad de Nueva York, la risa y el buen humor nos hacen más atractivos al sexo opuesto. Hacen que se relajen y ganen confianza hacia quien sonríe. Una persona que no sonríe puede crear incluso un mal ambiente. Un dato curioso es que los niños sonríen diez veces más que los adultos que lo hacen unas 16 veces al día.  Otra curiosidad es que las personas adultas sonríen un tercio menos de lo que ellas piensan que lo hacen.

 

La segunda, no está tan practicada y es difícil, hoy en día, prestarla desinteresadamente. Nos referimos como no, a “la ayuda». Ayudar es un acto no sólo de bondad sino de interés y preocupación hacia el otro. Una persona suele ayudar a quien quiere, a quien le importa realmente; por eso al ayudar haces sentir al otro importante en tu mundo y además genera una sensación de estar en deuda con esa persona. Ayudar sin esperar nada y sintiéndote bien por ello además ya te hace distinto al 95% de las personas de tu entorno.

 

En tercer lugar, nos referiremos a la ausencia de juicio. Deja de juzgar. Y más aún si es de un tercero que está o no presente. Eso te hace ser percibido como una persona prepotente, poco flexible  e intolerante. No hay nada más satisfactorio socialmente que sentirse aceptado. Cuando juzgas rompes esa aceptación. Procura evitar hacer juicios y cuando se hagan, cosa que a veces es inevitable, intenta que no sea sobre personas en concreto, sino sobre hechos o situaciones. Nada más difícil de practicar que la empatía. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo.

 

Estas tres cosas son sencillas y fáciles. Otra historia es ser capaz de aplicarlas y llevarlas  a la práctica.

 

Empieza y si lo haces verás como sin darte cuenta  comenzarás a mejorar tus relaciones y habilidades sociales llegando incluso a desarrollar un rol de liderazgo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sí, señores y señoras. Hablemos sin rodeos. El deporte nacional por excelencia es «la queja».

Cada vez más estudios llegan a la conclusión de que tu realiadad la va formando tu cerebro a través de tus palabras, juicios de valor, experiencias, etc.

Así que sé cuidadoso con tus pensamientos. Deja de quejarte; es más, huye de la gente que lo hace. Resulta que la mala suerte también se contagia. Es cuestión de energías.

Si eres de ese tipo de personas, como el 90% de la gente, no te preocupes. El cerebro es elástico y no solo aprende sino que es capaz de modificar tus conductas y hábitos.

Céntrate en lo positivo y ponte objetivos a corto y medio plazo y pronto verás cómo no solo tu percepción del mundo sino la realidad que vas creando cambia sustancialmente.

Ahora, eso sí. Se requiere compromiso y esfuerzo. Pero, ¿No merece la pena empezar a ser  más positivos y ver como creas tu propia realidad? Nada más satisfactorio que tener el control de tu vida.

 

TRES REGLAS SENCILLAS PARA MARCAR LA DIFERENCIA EN TU ENTORNO

 

Tal vez te cueste creerlo pero marcar la diferencia es mucho más fácil de lo que parece. Como ya sabemos el ser humano es un ser social, como la extensa mayoría de los mamíferos y hay tres cosas que se valoran en gran medida en el grupo social y que te van a abrir muchas puertas.

 

La primera de ellas es la sonrisa. Sonríe siempre que puedas. La sonrisa está muy ligada a una actitud positiva y según psicólogos de la Universidad de Nueva York, la risa y el buen humor nos hacen más atractivos al sexo opuesto. Hacen que se relajen y ganen confianza hacia quien sonríe. Una persona que no sonríe puede crear incluso un mal ambiente. Un dato curioso es que los niños sonríen diez veces más que los adultos que lo hacen unas 16 veces al día.  Otra curiosidad es que las personas adultas sonríen un tercio menos de lo que ellas piensan que lo hacen.

 

La segunda, no está tan practicada y es difícil, hoy en día, prestarla desinteresadamente. Nos referimos como no, a “la ayuda». Ayudar es un acto no sólo de bondad sino de interés y preocupación hacia el otro. Una persona suele ayudar a quien quiere, a quien le importa realmente; por eso al ayudar haces sentir al otro importante en tu mundo y además genera una sensación de estar en deuda con esa persona. Ayudar sin esperar nada y sintiéndote bien por ello además ya te hace distinto al 95% de las personas de tu entorno.

 

En tercer lugar, nos referiremos a la ausencia de juicio. Deja de juzgar. Y más aún si es de un tercero que está o no presente. Eso te hace ser percibido como una persona prepotente, poco flexible  e intolerante. No hay nada más satisfactorio socialmente que sentirse aceptado. Cuando juzgas rompes esa aceptación. Procura evitar hacer juicios y cuando se hagan, cosa que a veces es inevitable, intenta que no sea sobre personas en concreto, sino sobre hechos o situaciones. Nada más difícil de practicar que la empatía. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo.

 

Estas tres cosas son sencillas y fáciles. Otra historia es ser capaz de aplicarlas y llevarlas  a la práctica.

 

Empieza y si lo haces verás como sin darte cuenta  comenzarás a mejorar tus relaciones y habilidades sociales llegando incluso a desarrollar un rol de liderazgo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sí, señores y señoras. Hablemos sin rodeos. El deporte nacional por excelencia es «la queja».

Cada vez más estudios llegan a la conclusión de que tu realiadad la va formando tu cerebro a través de tus palabras, juicios de valor, experiencias, etc.

Así que sé cuidadoso con tus pensamientos. Deja de quejarte; es más, huye de la gente que lo hace. Resulta que la mala suerte también se contagia. Es cuestión de energías.

Si eres de ese tipo de personas, como el 90% de la gente, no te preocupes. El cerebro es elástico y no solo aprende sino que es capaz de modificar tus conductas y hábitos.

Céntrate en lo positivo y ponte objetivos a corto y medio plazo y pronto verás cómo no solo tu percepción del mundo sino la realidad que vas creando cambia sustancialmente.

Ahora, eso sí. Se requiere compromiso y esfuerzo. Pero, ¿No merece la pena empezar a ser  más positivos y ver como creas tu propia realidad? Nada más satisfactorio que tener el control de tu vida.

 

TRES REGLAS SENCILLAS PARA MARCAR LA DIFERENCIA EN TU ENTORNO

 

Tal vez te cueste creerlo pero marcar la diferencia es mucho más fácil de lo que parece. Como ya sabemos el ser humano es un ser social, como la extensa mayoría de los mamíferos y hay tres cosas que se valoran en gran medida en el grupo social y que te van a abrir muchas puertas.

 

La primera de ellas es la sonrisa. Sonríe siempre que puedas. La sonrisa está muy ligada a una actitud positiva y según psicólogos de la Universidad de Nueva York, la risa y el buen humor nos hacen más atractivos al sexo opuesto. Hacen que se relajen y ganen confianza hacia quien sonríe. Una persona que no sonríe puede crear incluso un mal ambiente. Un dato curioso es que los niños sonríen diez veces más que los adultos que lo hacen unas 16 veces al día.  Otra curiosidad es que las personas adultas sonríen un tercio menos de lo que ellas piensan que lo hacen.

 

La segunda, no está tan practicada y es difícil, hoy en día, prestarla desinteresadamente. Nos referimos como no, a “la ayuda». Ayudar es un acto no sólo de bondad sino de interés y preocupación hacia el otro. Una persona suele ayudar a quien quiere, a quien le importa realmente; por eso al ayudar haces sentir al otro importante en tu mundo y además genera una sensación de estar en deuda con esa persona. Ayudar sin esperar nada y sintiéndote bien por ello además ya te hace distinto al 95% de las personas de tu entorno.

 

En tercer lugar, nos referiremos a la ausencia de juicio. Deja de juzgar. Y más aún si es de un tercero que está o no presente. Eso te hace ser percibido como una persona prepotente, poco flexible  e intolerante. No hay nada más satisfactorio socialmente que sentirse aceptado. Cuando juzgas rompes esa aceptación. Procura evitar hacer juicios y cuando se hagan, cosa que a veces es inevitable, intenta que no sea sobre personas en concreto, sino sobre hechos o situaciones. Nada más difícil de practicar que la empatía. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo.

 

Estas tres cosas son sencillas y fáciles. Otra historia es ser capaz de aplicarlas y llevarlas  a la práctica.

 

Empieza y si lo haces verás como sin darte cuenta  comenzarás a mejorar tus relaciones y habilidades sociales llegando incluso a desarrollar un rol de liderazgo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sí, señores y señoras. Hablemos sin rodeos. El deporte nacional por excelencia es «la queja».

Cada vez más estudios llegan a la conclusión de que tu realiadad la va formando tu cerebro a través de tus palabras, juicios de valor, experiencias, etc.

Así que sé cuidadoso con tus pensamientos. Deja de quejarte; es más, huye de la gente que lo hace. Resulta que la mala suerte también se contagia. Es cuestión de energías.

Si eres de ese tipo de personas, como el 90% de la gente, no te preocupes. El cerebro es elástico y no solo aprende sino que es capaz de modificar tus conductas y hábitos.

Céntrate en lo positivo y ponte objetivos a corto y medio plazo y pronto verás cómo no solo tu percepción del mundo sino la realidad que vas creando cambia sustancialmente.

Ahora, eso sí. Se requiere compromiso y esfuerzo. Pero, ¿No merece la pena empezar a ser  más positivos y ver como creas tu propia realidad? Nada más satisfactorio que tener el control de tu vida.

 

TRES REGLAS SENCILLAS PARA MARCAR LA DIFERENCIA EN TU ENTORNO

 

Tal vez te cueste creerlo pero marcar la diferencia es mucho más fácil de lo que parece. Como ya sabemos el ser humano es un ser social, como la extensa mayoría de los mamíferos y hay tres cosas que se valoran en gran medida en el grupo social y que te van a abrir muchas puertas.

 

La primera de ellas es la sonrisa. Sonríe siempre que puedas. La sonrisa está muy ligada a una actitud positiva y según psicólogos de la Universidad de Nueva York, la risa y el buen humor nos hacen más atractivos al sexo opuesto. Hacen que se relajen y ganen confianza hacia quien sonríe. Una persona que no sonríe puede crear incluso un mal ambiente. Un dato curioso es que los niños sonríen diez veces más que los adultos que lo hacen unas 16 veces al día.  Otra curiosidad es que las personas adultas sonríen un tercio menos de lo que ellas piensan que lo hacen.

 

La segunda, no está tan practicada y es difícil, hoy en día, prestarla desinteresadamente. Nos referimos como no, a “la ayuda». Ayudar es un acto no sólo de bondad sino de interés y preocupación hacia el otro. Una persona suele ayudar a quien quiere, a quien le importa realmente; por eso al ayudar haces sentir al otro importante en tu mundo y además genera una sensación de estar en deuda con esa persona. Ayudar sin esperar nada y sintiéndote bien por ello además ya te hace distinto al 95% de las personas de tu entorno.

 

En tercer lugar, nos referiremos a la ausencia de juicio. Deja de juzgar. Y más aún si es de un tercero que está o no presente. Eso te hace ser percibido como una persona prepotente, poco flexible  e intolerante. No hay nada más satisfactorio socialmente que sentirse aceptado. Cuando juzgas rompes esa aceptación. Procura evitar hacer juicios y cuando se hagan, cosa que a veces es inevitable, intenta que no sea sobre personas en concreto, sino sobre hechos o situaciones. Nada más difícil de practicar que la empatía. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo.

 

Estas tres cosas son sencillas y fáciles. Otra historia es ser capaz de aplicarlas y llevarlas  a la práctica.

 

Empieza y si lo haces verás como sin darte cuenta  comenzarás a mejorar tus relaciones y habilidades sociales llegando incluso a desarrollar un rol de liderazgo.

 

¿Sabes cual es el deporte nacional que está de moda? No quiero practicarlo

puedo no puedo

Sí, señores y señoras. Hablemos sin rodeos. El deporte nacional por excelencia es «la queja». ¿Crees que no? Pon atención a tu alrededor un par de días. Te sorprenderás.

Cada vez más estudios llegan a la conclusión de que tu realiadad la va formando tu cerebro a través de tus palabras, juicios de valor, experiencias, etc.

Así que sé cuidadoso con tus pensamientos. Deja de quejarte; es más, huye de la gente que lo hace. Resulta que la mala suerte también se contagia. Es cuestión de energías.

Si eres de ese tipo de personas, como el 90% de la gente, no te preocupes. El cerebro es elástico y no solo aprende sino que es capaz de modificar tus conductas y hábitos.

Céntrate en lo positivo y ponte objetivos a corto y medio plazo y pronto verás cómo no solo tu percepción del mundo sino la realidad que vas creando cambia sustancialmente.

Ahora, eso sí. Se requiere compromiso y esfuerzo. Pero, ¿No merece la pena empezar a ser  más positivos y ver como creas tu propia realidad? Nada más satisfactorio que tener el control de tu vida.

 

 

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